Amado Dios, te damos gracias por la salud que nos has brindado. En medio de las diferentes situaciones que enfrentamos en la vida, reconocemos el invaluable regalo de un cuerpo sano y en funcionamiento. Te agradecemos por cada órgano, por cada célula que opera de manera perfecta y nos permite vivir plenamente.
Padre celestial, bendecimos tu nombre por cuidar de nosotros y mantenernos libres de enfermedades y dolencias. Te pedimos que nos sigas protegiendo y fortaleciendo nuestro cuerpo en todo momento. Ayúdanos a llevar un estilo de vida saludable, con hábitos que preserven y promuevan nuestro bienestar físico y mental. Que cada alimento que consumamos nos brinde nutrición y vitalidad.
Señor, nos aferramos a tu palabra que dice: «En cuanto a mí, el Señor me sostiene» (Salmo 3:5). Confiamos en que Tú eres nuestro refugio y fortaleza, siempre dispuesto a conceder nuestra sanidad. Pedimos que, en tu infinito amor, continues bendiciendo nuestro cuerpo con bienestar y que nos guíes hacia una vida en abundancia.
Amén.
